Para el régimen es un crimen pensar y ser político opositor en Venezuela

Caricatura de presos políticos y diáspora en Venezuela

“La dictadura se afinca en la represión,
Maduro se sostiene con balas, no con votos”.
Américo De Grazia.

No es casualidad ni sentido de la oportunidad, que Maduro haya tomado un atajo tan revelador… para dejar de lado el delgadísimo camino que lo mantenía en apariencia democrática, por tomar la vereda del totalitarismo que nadie sabe ciertamente a dónde conduce, –es un viraje pequeño pero perceptible para nosotros los venezolanos, porque ya lo conocemos muy bien… pero para la comunidad internacional no es lo mismo–, él estaba acostumbrado a decirle al mundo, a persuadir y vender sus mentiras que ocultaba bajo el manto de la «legalidad y su legitimidad de origen, que decía, haberla logrado a pulso en las épicas batallas electorales con millones de votos que lo respaldaban». Ahora el Rey está desnudo y su actual postura lo ubica exactamente en la confortable poltrona del autoritarismo-narcisista, que sólo la ocupaban en América sus dos grandes amigos: Daniel Ortega y Raúl Castro, como indiscutibles y contrastantes dictadores de este mundo globalizado.

La huida hacia delante de Nicolás Maduro, no debió sorprendernos en lo más mínimo, –repito– ya lo conocemos. No se trata, que antes era bueno, era un demócrata, ni que antes el chavismo-madurismo estuvieran alejado o desconectado de pensamientos y acciones autoritarias… sino que nunca había sido necesario dar ese paso, porque nunca la oposición venezolana lo había colocado contra la espada y la pared como está ocurriendo ahora. Es allí cuando deja el personaje que lo acercaba a vistas de demócrata y se convierte en el verdadero Maduro que siempre fue, un dictador totalitario que arremete con furia desmedida contra todo que huela a oposición, democracia, institucionalidad; de nuevo activa la puerta giratoria del terror que hoy da cuenta la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que incluyen: uso arbitrario de la fuerza con pérdidas de vidas humanas, personas heridas y miles de personas secuestradas por el aparataje represor del régimen. ¡Ahh, se me olvidaba…! Una diáspora de 8 millones de personas deambulando por el mundo.

La oleada represiva y persecutora implementada por el régimen de Nicolás Maduro, inmediatamente después de la culminación del proceso electoral presidencial del 28 de Julio del 2024, en la que su «reinado del terror» cobra vigencia en todo el territorio nacional y en todo su esplendor, arremetiendo frontal y salvajemente contra toda persona que no comulgue con sus ideales. El aparato represor del régimen entra en acción llevándose en los cachos todo el Estamento jurídico legal establecido… se viola el Estado de Derecho y el Debido Proceso en su totalidad, se cometen abusos sistemáticos contra las libertades individuales, los derechos civiles y políticos de las personas, –pero no pasa nada, porque los abusos lo está cometiendo el Estado venezolano a través de sus “instituciones” anexas o apéndices de Miraflores–.

De nuevo, la arremetida del régimen contra los opositores es brutal, pero también, las agresiones han estado orientada al quiebre de la institucionalidad, el oficialismo está persiguiendo, amedrentando, secuestrando y encarcelando personas que les sea incómoda, los procedimientos se llevan a cabo bajo la égida del “reinado del terror”, lo está haciendo hasta con sus mismos funcionarios profesionales que se han negado a cumplir órdenes de “sapeo” (delatar al vecino, al amigo, al compañero de trabajo, perseguir a inocentes), sembrarle o inventar evidencias para tener un argumento de descrédito social, así actúan para eliminar a quienes le sea incómodo por su manera de pensar, por sus ideas o pertenecer a una organización partidista opositora. Lo cierto es, que la “operación tun tun” es parte del terror al que nos referimos, porque los funcionarios de seguridad pública o no (porque también hay civiles que son activistas del partido oficialista, colectivos, o como han reportado, en algunas partes del centro del país, que mercenarios de otras nacionalidades, como cubanos por ejemplo, son uniformados para hacer el trabajo sucio del régimen), actúan deliberadamente, realizando detenciones arbitrarias, ilegales y desapareciendo forzosamente a las víctimas.

¡Libertad para todos los presos políticos de Venezuela!
Dentro del trago amargo que hemos probado muy de cerca, podemos mencionar lo ocurrió con los amigos detenidos por el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin), donde nuestros dirigentes políticos guayaneses: Carlos Chancellor (privado de libertad el martes 6-08-2024, pero que también fue el primer preso político de Hugo CHávez). Américo De Grazia (detenido el miércoles 7-08-2024), a ambos, aún hoy lunes 26-08-2024, no se les ha podido establecer comunicación directa con sus familiares, ni se les ha permitido el derecho a una defensa independiente. Luego que los familiares de los dos detenidos realizaron una intensa búsqueda por todos los lugares posibles en el que podían estar, llegaron al Helicoide, que es el lugar donde opera el Sebin, el cual, es conocido como el centro de tortura más grande de Venezuela. Allí se les informó por separado a los familiares que Chancellor y De Grazia, que ellos se encontraban recluidos en ese lugar, pero fue después de más de 24 horas de búsqueda y sufrimiento por el secuestro oficial cometido, que se estuvo noticia. Es importante mencionar, que antes del 28J, ya el régimen estaba persiguiendo y metiendo presos a opositores, la ONG Foro Penal, contabilizó antes del día 22-07-2024, un total de 305 presos políticos, que incluían a activistas políticos, defensores de derechos humanos, como es el caso de Rocío San Miguel (lleva privada de libertad más de 6 meses), Javier Tarazona (más de 3 años tras las rejas), entre otros… También hay una larga lista de militares presos y periodistas. Posterior al 22-07-2024 el gobierno ejecutó mil 377 detenciones arbitrarias, condenando a 149, excarcelando a 8 y no condenados a 1525.

La ONG Foro Penal presentó un cuadro referencial que muestra números de presos políticos en la actualidad dentro de Venezuela.

Según informe emitido por la CIDH, desde la noche del domingo 28 de julio al 15 de agosto de 2024, se registraron 23 muertos y un número cercano 2 mil detenciones, con desapariciones forzadas, torturas, uso arbitrario y desmedido de la fuerza, detenciones arbitrarias, persecución judicial y hostigamiento contra personas percibidas como opositoras o voluntarios electorales, además de férrea censura y restricciones a la libertad de expresión y a las libertades de asociaciones reunión pacífica y obstáculos a la labor de la defensa de los DDHH. Es importante destacar, que las personas fallecidas, todos eran del género masculino y presentaban heridas de armas de fuego en la espalda o en la cabeza, sus edades oscilaban de 15 a 56 años, y eran procedentes de zonas populares del país. El informe de la CIDH, indica que 10 de las muertes serían atribuibles a fuerzas estatales, 8 a fuerzas militares, 2 de las víctimas fatales a la policía. Mientras que 6 de las muertes se responsabilizaba a los colectivos. 2 de los casos, se le atribuyen a acciones mixtas entre fuerzas estatales y grupos no estatales. En 5 de los descensos no se cuenta con información sobre que indique responsabilidad de los culpables.

El pueblo de Venezuela, le exige al régimen de Nicolás Maduro, que le ponga fin al hostigamiento, a la persecución política, a la violación de los DDHH, libertad plena para todos los presos políticos que hoy injustamente se encuentran tras las rejas. Que asuma el reconocimiento de la derrota aplastante que el pueblo venezolano le propinó en las elecciones pasadas del 28 de julio y que él ha hecho todo para no reconocer, inclusive, inducir una farsa victoria sin elementos probatorios usufructuando los poderes del Estado para declarar el fraude de su triunfo. Sr. presidente Maduro, todavía está a tiempo de corregir sus pésimas acciones, reivindicándose ante el mundo con un desenlace diferente hacia la apertura de un proceso de transición para bien de nuestra nación, y que la historia no lo juzgue, ni lo recuerde, ni lo exhiba por su anacronismo totalitario y desaciertos –¡que mire usted– son muchísimos!… sino más bien, que la memoria colectiva lo ubique en un lugar preponderante, de ser uno de los contribuyentes del retorno de la democracia a Venezuela, y con ella, el reinicio integral de nuestro país…